ALMTE JORGE MONTOYA : EL QUE DESCONOCE EL VOTO DEL PUEBLO Y SOLICITA NUEVAS ELECCIONES

Esta fotografía del almirante Montoya firmando el acta de sujeción de las FFAA a Montesinos y Fujimori: uno de los documentos más vergonzosos de la historia del Perú. Este es el mismo congresista electo del partido de López Aliaga que ahora (como su jefe) pide que se desconozca el resultado de las elecciones y se repita el proceso. Para que eso ocurra, tendría que instalarse el Congreso y el presidente del Congreso pasaría a gobernar desde Palacio, como ocurrió con Sagasti. Este mismo Montoya es el voceado candidato a la presidencia del Congreso. 

Lo que está proponiendo, entonces, es que la presidencia del país llegue a sus manos de carambola y que una nueva elección se celebre bajo su gobierno; eso tiene tres nombres: sedición, fraude y golpe de estado. No está de más recordar de todos los partidos existentes hoy en el Perú, el único que tiene antecedentes de fraude nacional y golpe de estado es el fujimorismo. No una sino muchas veces; esta es la “democracia” que los fujimoristas están tratando de “salvar: la de Fujimori y Montesinos.

El ataque de la prensa Odebretch (XXX) : Un paseo por el fascismo

Escribe : Rosa Maria Palacios

El ascenso en las encuestas de Rafael López Aliaga, aunque sea en el universo de mínimos porcentajes que hoy acompañan las candidaturas presidenciales, obliga a tomar en serio su propuesta política y plantearnos la posibilidad de que pueda ser presidente del Perú. ¿Qué significaría su presidencia para el futuro peruano?

Hay tres ejes que recorren esta campaña electoral. En lo político, autoritarismo versus democracia. En lo económico, Estado versus mercado. En lo social, se enfrentan liberales versus conservadores.  López Aliaga representa en lo político, el autoritarismo. En lo económico, el mercantilismo. En lo social, el voto conservador. ¿Un político autoritario, mercantilista y conservador puede representar al 10% del electorado? Sin duda. Una minoría puede ver sus intereses y aspiraciones reflejadas en esa combinación.  ¿Puede con 10% pasar a la segunda vuelta? En nuestro sistema electoral, sí.  ¿Puede vencer a un oponente al que ubique en la combinación que lleve el estatismo económico como la bandera mas temida por la mayoría? Es probable.

El autoritarismo de López Aliaga no reconoce ningún atentado contra la democracia en el golpe de Merino y los 105 congresistas. Por el contrario, apoya no solo esa vacancia sino también la censura inmediata de Francisco Sagasti y su reemplazo por Otto Guibovich de Acción Popular. Algo que él llama “la agenda caviar” va a ser “destruida” según sus anuncios. Esto incluye libertades fundamentales como la libertad de expresión. Ya empezó, insultando periodistas en las entrevistas y enviando hordas de trolls de su campaña a hacer lo mismo en redes. Su candidato a la vicepresidencia, el almirante Jorge Montoya ya anunció que el Lugar de la Memoria será “eliminado” y sustituido por un museo de ciencias naturales. Reescribir la historia, es parte de todo programa totalitario que no admite el disenso.

En lo económico, López Aliaga se presenta como liberal, pero no lo es. Un nacionalismo exacerbado (busca, por ejemplo, la “expulsión” de Odebrecht como todo programa anticorrupción) combinado con buscar rentas del Estado (no en vano su negocio estrella es una concesión estatal) lo presenta como lo que en realidad es: un mercantilista. Con un pie en el capitalismo, el gran empresariado no lo ve como una amenaza sino como una posibilidad de acomodo. Una lástima que no vean el peligro.

En lo social, es enemigo declarado de algo que él llama “ideología de género”. Se apoya para este fin en un cristianismo bastante particular (un católico recto no usa su fe para hacer campaña política), obsesionado con la represión sexual y en su caso más emparentado con grupos protestantes donde se siente muy cómodo. La subordinación de la mujer a los deseos del hombre, la anticoncepción como motivo de violación, son ideas fuerza entre otras del mismo calibre, propuestas por las candidatas mujeres que lo acompañan. Un gobierno suyo puede ser una pesadilla para cualquier avance en derechos de las minorías. Desde la salud reproductiva hasta el matrimonio de personas del mismo sexo, toda forma de libertad individual que no se ajuste a su formato estatal/confesional podrá ser invisibilizada o reprimida.

¿Por qué esta combinación de variables puede ser atractiva el 2021? Por las mismas razones que fue atractiva hace 100 años en Europa. Un pueblo saliendo de una guerra (la peste es la nuestra), empobrecido, harto de sus políticos, buscando culpables y buscando algo que le dé seguridad económica. Un anhelo de orden, de la “mano dura” que Keiko ofrece, pero que ella envía desde esa orilla de políticos culpables y poco creíbles. López Aliaga no es nuevo en política, pero es la primera vez que se hace visible. Su estrategia está basada en decir las peores salvajadas para hacerse notar. Tiene un canal, un par de portadas colgadas en los quioscos, una granja de trolls y una “encuestadora” a su disposición para hacer de caja de resonancia de las peores estridencias posibles. Le funciona. No juega con las reglas éticas de los demás. Mentir de modo sistemático (impuestos no pagados, fortunas no explicadas bajo investigación, sociedades que acaban a balazos) y atacar con mentiras al adversario es parte de su juego.

100 años después de su ascenso en Europa, el Perú se encuentra con un fascista. Sabemos cómo engañan y lo que cuesta vencerlos. Pero, también sabemos cómo termina la historia. Tarde o temprano, los aliados ganan. Les dejo esa esperanza.

Columna publicada el domingo 14 de marzo del 2021 en el diario La República

Un paseo por el fascismo

Blogs y enlaces nacionalistas de interés : El Perú ante todo

Les presentamos blogs y enlaces amigos de mucho tiempo donde se comparte excelente material histórico, entrevistas y libros en pdf para descargar y todo referente sobre el Perú. Todo el material disponíble para uds y que dudamos lo encuentren en otros espacios.
             

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Toda la maquinaria partidaria se pone en acción

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MONTONERO AREQUIPEÑO

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¡No al Acuerdo de Escazú!

En la siguiente entrevista , Francisco Tudela , intelectual y ex Canciller de la República, se pronuncia en contra de que el Perú se sume al Acuerdo de Escazú. El motivo : el país perdería soberanía sobre la Amazonia y se fomentaría el bloqueo de las inversiones mineras y en recursos naturales . Agrega que los sectores comunistas y las ONGs serían los grandes beneficiados del mencionado acuerdo.

El ejército Inca y su formación

El permanente y el variable

Al primero pertenecían los militares de oficio y la alta aristocracia Inca, quienes tenían los más altos rangos. Estos solados de élite, gozaban de grandes privilegios.

El ejército variable, lo conformaban todos los Incas físicamente aptos, ya que estaban obligados a prestar el servicio militar o los guerreros de las naciones conquistadas para aprovechar sus conocimientos bélicos, en muy contadas ocasiones se usaban prisioneros para estas campañas. Su disciplina militar era muy rígida, ya que para iniciar la guerra se hacía un desfile ante el pueblo que se pretendía conquistar, a modo de amedrentarlos e impresionarlos y durante este desfile no se permitía a ningún soldado por ningún motivo que abandonara la formación. Las unidades se acuartelaban en campamentos establecidos en las tierras estatales y en los campos abiertos durante las campañas. Estaba prohibido en forma terminante acampar en tierras útiles, el saqueo y la destrucción innecesaria era delitos severamente castigados.

Los soldados que se distinguían en la lucha demostrando su valentía recibían recompensas. Los soldados comunes eran premiados con objetos de metal, medallas o vestidos. La escala de los mandos se iba consiguiendo, en base a la bravura, conocimiento, nobleza, fortaleza física y el ejemplo combativo que el Jefe daba a sus subordinados. Algunos puestos militares podían ser obtenidos gracias al mérito personal en el curso de las guerras, aunque los altos cargos estaban reservados a quienes pertenecían a la nobleza Inca.

Los alimentos estaban asegurados, pues a lo largo de la red caminera había depósitos de provisiones, siempre a punto; si debían desplazarse muy lejos recuas de llamas, eran las encargadas de transportar lo necesario.

 

Cuando el APRA traicionó al Perú

Loreto estaba en guerra, cientos de loretanos morían en el frente de batalla. Motivados por la acción civil de recuperar Leticia, cinco mil jóvenes de Iquitos, Yurimaguas y Pucallpa habían llegado a presentarse como voluntarios ante el jefe militar del Oriente Don Isauro Calderón.
La Toma de Leticia se puso en peligro cuando la dirigencia aprista anunció que fueron los miembros de su organización en la selva, quienes habían organizado la Toma en señal de protesta contra Sanchez Cerro.
Don Manuel Ignacio Morey del Águila, presidente de la Junta Patriótica de Loreto, responsable de la toma, tuvo que renunciar a su militancia. Decidió poner a Loreto por encima de los intereses del partido de Haya.
Las familias salían a las calles a celebrar el patrotismo de los jóvenes soldados loretanos.

Esperábamos 30 mil hombres del ejército procedentes de Lima.

Sánchez Cerro, el presidente del Perú, ya había tomado la decisión de ir con todo a la guerra contra Colombia. No podía dar la espalda a los patriotas loretanos en el frente de batalla.
Sánchez Cerro, el militar levantado en armas había derrotado al Dictador Leguía y luego de una elecciones democráticas había derrotado en elecciones a Víctor Raúl Haya de la Torre, líder del APRA.
Haya jamás aceptó la derrota, acusó de fraude y se proclamó «Presidente Moral del Perú». Declaró la guerra al gobierno.
Al Partido Aprista Peruano, no le importó el país, no le importó Loreto, no le importó los compatriotas de Leticia. Sólo le importaba vengarse por su derrota en las urnas.

«El Partido del Pueblo» planeó y ejecutó el asesinato del Presidente, mientras estábamos en guerra.
El 30 de marzo de 1933, cerca del medio día, el militante aprista Abelardo Mendoza Leyva asesinó al Presidente Luis Sánchez Cerro, cuando despedía a 30 mil soldados que estaban yendo a Iquitos para sumarse a la guerra.

Asesinado el presidente, el Congreso nombró inconstitucionalmente a Oscar R. Benavides como nuevo presidente del Perú. El ex militar ordenó el fin de la guerra y la segunda entrega de Leticia a Colombia.
Así se consumó una nueva traición a los loretanos.

Fuente de la fotografía : Universidad Nacional de la Amazonía Peruana

5 de febrero: El “Limazo” que acabó con el régimen del Gral Velasco

           Aquel 5 de febrero de 1975, Lima había amanecido sin policías en las calles. Una huelga inusitada para la época había cerrado comisarías y estaciones policiales, dejando a Lima prácticamente desguarnecida. Lo que pareció una protesta confinada a los cuarteles, terminó con una revuelta impresionante que incluyó saqueos a la luz del día, incendios en comercios e inmuebles y pérdidas de vidas que nunca se esclarecieron.

El presidente de ese entonces, el general EP Juan Velasco Alvarado, ordenó la salida de las Fuerzas Armadas a las calles para reprimir los actos vandálicos de turbas que se dedicaron exclusivamente al saqueo y a provocar incendios.

Entre los ataques que perpetraron se detalla el incendio de los edificios de los diarios “Correo” y “Ojo”, además del local del Círculo Militar de la Plaza San Martín. Asimismo, grupos de estudiantes volcaron y prendieron fuego a autos y camionetas.  El gobierno militar, mediante decreto supremo, declaró el estado de emergencia en todo el territorio nacional y en consecuencia “los comandantes generales de cada región militar asumirán el mando político-militar de la zona de seguridad que les corresponde”. El toque de queda se fijó a las 8 de la noche y desde esa hora, hasta las 5 de la mañana, nadie pudo transitar por las calles en Lima y Callao a menos que contara con un permiso especial.

¿Qué sucedió?

Según el investigador de Desco, Aldo Panfichi, el malestar en la entonces Guardia Civil comenzó el mediodía del 31 de diciembre de 1974, cuando Velasco salió por una puerta lateral de Palacio de Gobierno. “Ese día, a diferencia de otros, se había dado la orden que no se permitiera que los periodistas se acercaran a la comitiva presidencial. La orden fue incumplida por un guardia civil que se encontraba de servicio en palacio y, por ende, el automóvil presidencial fue interceptado. Al observar esta situación, el Jefe de la Casa Militar, General EP Enrique Ibañez Burga, montó en cólera y aduciendo su insatisfacción por la custodia presidencial, maltrató verbal y físicamente al guardia responsable,’ ordenó su detención y además el retiro inmediato de todo el servicio policial a su comandancia respectiva”, señala el investigador.

Pero la cosa no quedó allí: horas después, en la Comandancia No. 22, un grupo de policías que debería salir de servicio en horas de la tarde, no lo hizo, aduciendo como inaceptables tanto las ofensas como la agresión física recibida por su colega en Palacio de Gobierno. “Estalló, de esta manera, un conato de huelga que fue resuelto por mediación del General GC Ernesto Olivares Montano, quien ordenó la libertad inmediata del guardia detenido y expresó además su solidaridad institucional con el personal subalterno maltratado”, recuerda Panfichi.

La policía, sin embargo, no había quedado satisfecha. En enero de 1975, decenas de volantes circularon profusamente por las comisarías convocando a un paro policial. Así, el lunes 3 de febrero de 1975, Lima amaneció sorpresivamente sin custodia policial. El personal subalterno de la Guardia Civil no salió a las calles, poniendo como pretexto no sólo el maltrato a su compañero, sino otros temas reivindicativos y salariales, acantonándose en el cuartel de Radiopatrulla, en La Victoria.

Vandalismo y muerte

Ante la rebelión policial, el Comando Conjunto – que había calificado la huelga como una sedición policial – ordena a la 11 Región Militar debelarla por la fuerza.  Así, en la madrugada del 5 de febrero el desalojo de los guardias que se encontraban en el local de Radio Patrulla se produce en forma violenta. Tanques y tropas toman por la fuerza el cuartel deteniendo a decenas de sus ocupantes. Inmediatamente después, en la mañana del mismo 5, piquetes de activistas realizan un conjunto de manifestaciones relámpago en señal de protesta por la actitud represiva del gobierno militar.

Horas más tarde la ciudad presenció, entre asombrada y atónita, cómo ante la falta de resguardo policial, activistas y multitudes populares producían incendios, saqueaban establecimientos comerciales ubicados en el centro de la capital y en algunos barrios periféricos, atacaban diarios y locales de instituciones públicas, en fin, cómo en medio de una situación generalizada de agitación social se efectuaban los más vandálicos actos que la capital del Perú recuerde”, escribe el investigador.

Pero, ¿qué pasó realmente en esa terrible mañana? ¿Por qué este motín y la subsiguiente movilización en las calles de Lima?

Varias versiones

La primera versión – la del gobierno militar – señala que los sucesos se producen cuando “un concertado grupo de “contrarevolucionarios” aprovechando los problemas institucionales que por esos días tiene la Guardia Civil, crea una situación de caos y desgobierno que hace posible el inicio de un plan subversivo destinado a derrocar al régimen.

Los grupos “contrarevolucionarios” responsabilizados son el APRA, la “derecha” y la “ultraizquierda”: La delincuencia política como se les llamó; y el lumpen, la delincuencia social. También se afirma que actúan como autores intelectuales la oligarquía y el imperialismo; insinuándose la activa presencia del Servicio de Inteligencia Norteamericano (CIA). Se sostiene, además, que el pueblo de Lima no participa en los hechos y conscientemente se mantiene al margen”, precisa Panfichi.

La segunda versión indica que los sucesos constituyen una explosión de protesta y descontento popular contra el gobierno militar. Los hechos se inician -señalan- cuando la huelga policial es reprimida por el gobierno dando lugar a demostraciones de rechazo de la población de Lima produciéndose una profunda crisis social y política que sólo puede ser resuelta, otra vez, represivamente. Según esta versión, el gobierno tiene la principal responsabilidad. Así, los sucesos tienen como punto de partida el asalto al Cuartel de Radio Patrulla, luego no se adoptan medidas de control en la ciudad y, por úItimo, cuando los acontecimientos desembocan en una crisis generalizada, el gobierno sólo tiene como respuesta una mayor e indiscriminada represión.

Sea como fuere, este hecho trajo como consecuencia el inicio del fin del régimen de Velasco Alvarado, quien ese mismo año, en agosto, fue depuesto por su colega, el general Francisco Morales Bermúdez desde Tacna. Lo demás, es historia ya conocida…